lunes, 27 de diciembre de 2010

Los Reyes Magos son verdad?

Los Reyes Magos son verdad?     
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a  escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus  actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con  miedo, le dijo:  

- ¿Papa?  - Sí, hija, cuéntame  
- Oye, quiero... que me digas la verdad  
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido  
- Es que... -titubeó Blanca  
- Dime, hija, dime.  
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?    

El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando  descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro  tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.  

- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?  

La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña  y tragando saliva le dijo:  

- ¿Y tú qué crees, hija?  
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que  existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.  
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...  - ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. 
¡Me  has engañado!  
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que  existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de  Blanca .  
- Entonces no lo entiendo. papá. 
  
Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar 
 porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla 
- dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.    

Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa  que la sacara de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para  él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:    

- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados  por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarlo. Le  llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan  contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor,  dijo: 
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a  todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.  
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de  hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de  niños como hay en el mundo.  Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos  compañeros con cara de alegría, comentó:  
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque  somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder  recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero  sería tan bonito.  Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían  realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía  escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el  Portal:  
- Son muy buenos, queridos Reyes Magos, y les agradezco sus regalos. Voy a ayudarlos a realizar su hermoso deseo.
  

Díganme ¿qué necesitan para poder llevar regalos a todos los niños?  
-¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.  Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño  que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos,  pero...no podemos tener tantos pajes...no existen tantos.  
- No se preocupen por eso -dijo Dios-. Yo se los voy a dar, no uno sino  dos pajes para cada niño que hay en el mundo.  
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los  tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.  
- Díganme, ¿no es verdad que los pajes que les gustaría tener deben  querer mucho a los niños? -preguntó Dios.  
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.  
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?  - Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez  más entusiasmados los tres.  
- Pues díganme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los  niños y los conozca mejor que sus propios padres?  Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que  Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:  
- Puesto que así lo han querido y para que en nombre de los Tres  Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos  regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos  los padres se conviertan en sus pajes, y que en su nombre, y  de de su parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También  ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se  haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los  niños sean suficientemente  contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades,  los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y,  alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos  todos son más felices.    

Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la  niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:  - Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta de saber  que me quieren y que no me han engañado.    
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su alcancía en la  mano mientras decía:  
- No sé si tendré bastante para comprarles algún regalo, pero para el  año que viene ya guardaré más dinero.    

Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres  Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos. 


Me lo mando mi Papá y me encanto espero a ustedes también!  

No hay comentarios:

Publicar un comentario